jueves, febrero 05, 2004

Es curioso que el alma humana (alma absolutamente entrecomillado, pues no creo en su existencia, pero si en el uso de esa palabra) necesite de todo tipo de sentimientos y sensaciones para alimentarse, y asi crecer.

domingo, febrero 01, 2004

Hoy me he visto a mi misma despedazando con la mirada lo que el paso del tiempo hace en la gente. Veía un sinfin de octogenarias altivas, todas ellas con pelo corto, todas con ello cardado, todas con tres botes de laca encima para que aquello pareciese un pelucón, en vez de una melena. Vi el pasar del tiempo en sus rostros. Las arrugas que fruncen el labio superior dando una sensacion de exagerada sobriedad. Vi las manchas en sus arrugadas manos. Me fije en sus torpes andares. Sus pasitos cortos y estudiados. El cuidado que ponen en cada escalera que bajan. Tb me fije en sus maridos, los que quedaban (la longevidad de la mujer frente al hombre es un hecho estudiado), bajitos, encorvados, con sus boinas abrigándoles las coronillas desnudas. Vi arrugas en su frente, vi arrugas en unas mamnos que en su dia seguro que fueron fuertes, trabajadoras.
Luego deje de mirarles y me encontre a mi misma buscando manchas en mis manos. Agarrandome la piel de las misma y estirándola, como para verla mas tersa. Pasé la mano por encima de mi labio superior buscando rastro alguno de ese terrible gesto de perpetuo mosqueo. Encontré algunos rasgos de lo que en un futuro serán arrugas, surcando mis ojos, enmarcandolos juntos con las ojeras y las bolsas. Y me asusté, vaya que si me asusté. Salí del autobús dando zancadas y demostrandome a mi misma que aun me queda un sextenio para llegar a eso. Que miedo me da.